Por
Scott Corrales
(c) 2002
La oficina del forense resumió el caso en dos palabras: daño causado
por depredadores.
El cadáver, mutilado de la manera más horrenda que se pueda imaginar,
había sido encontrado en las cercanías de una represa en Guarapiranga,
Brasil (no lejos de la ciudad de Sao Paulo). El dictamen indicaba que la víctima
había sido fulminada por un rayo y que los fieros buitres tropicales
conocidos como "urubús" se habían encargado del resto.
Lo que no explicaba el peritaje médico era cómo estos animales
de rapiña habían logrado extraer, de manera casi quirúrgica,
los labios, ojos, lengua, ano y órganos genitales del muerto. Sin pensarlo
dos veces, se cerró el expediente, el cadáver fue remitido a la
fosa común, y la oficina del forense se dedicó a otras cosas.
La mutilación de Guarapiranga, sucedida en 1988 pero dada a conocer por
la investigadora brasileña Encarnación Zapata García en
1994, dio la vuelta al mundo varias veces gracias al entonces flamante medio
conocido como Internet mientras que las revistas de temas paranormales debatían
el mérito de incluir las fotografías del mutilado o sólo
contentarse con retratos hablados que erizarían la piel del lector igual
de bien. La polémica no tardó en desatarse entre los que se rehusaban
a pensar que hubiera cualquier vínculo con las mutilaciones de ganado
asociadas al fenómeno OVNI. Tal vez lo más curioso fue ver la
causa común entre los creyentes en el contactismo y los ufólogos
"científicos"--los primeros afirmando que los buenos hermanos
del espacio jamás se prestarían a semejantes horrores, y los otros
declarando que asociar dicho crimen con los OVNIS le restaría prestigio
al campo, que ya comenzaba a ser explotado lucrativamente por muchos a mediados
de los años 90.
Sin embargo, los vínculos entre el misterio y las mutilaciones humanas
son demasiado fuertes como para ser ignorados.
Encarnación
Zapata García |
Represa Guarapiranga |
LA NOTICIA DEL "WASHINGTON POST"
En Noviembre de 2001, a sólo
dos meses de la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York y en
medio de la guerra en Afganistán, una noticia publicada en uno de los
periódicos estadounidenses de mayor prestigio pasó completamente
desapercibida.
Dicha nota de prensa, firmada por Anthony Faiola, corresponsal extranjero del
Washington Post, describía una nueva serie de mutilaciones humanas con
rasgos claramente sobrenaturales que se había desatado en la ruralía
brasileña. El campesino José Antonio Serra se había alejado
varias docenas de metros de su choza cuando descubrió que alguien había
matado a su hijo Welson. El corresponsal omite mencionar la desgarrante sensación
de angustia y tristeza sentida por el campesino para concentrarse en la alta
extrañeza del descubrimiento: Welson, de 13 años de edad, estaba
de rodillas sobre la tierra, con los órganos genitales y parte del torso
eliminados con precisión quirúrgica. Tal vez más horrendo
resultaba el hecho de que el cadáver del chico parecía haberse
entumecido completamente: fue entonces que el padre se dio cuenta de la perforación
en la vena yugular de su hijo, cuya sangre había sido completamente vaciada.
Welson Frazao Sierra pasaba a ser la vigésima víctima de este
tipo de mutilación desde 1991.
Las autoridades determinaron que los factores comunes en estas muertes habían
sido la castración, el vaciado de la sangre, y la remoción precisa
de los ojos, labios e hígado, y en otros casos, los pulmones o el corazón.
"La mayoría de los vecinos en Maranhao tiene miedo a hablar de esto",
dijo Serra al corresponsal del Post. "pero yo lo diré porque ya
me han quitado lo que me era más valioso y no me queda nada que perder.
Fueron ellos--los que practican la macumba. Ellos fueron los responsables."
Curiosamente, los practicantes de la poderosa magia negra brasileña,
negaron que sus ritos tuviesen que ver nada con semejantes muertes: el octogenario
Wilson Nonato de Souza, un pae de santos de la religión umbanda, admitió
públicamente que su religión se valía de la magia negra,
haciendo una salvedad muy curiosa en cuanto a las mutilaciones humanas. "No
dudo que las fuerzas de mal hayan jugado parte en eso, pero no es ningún
mal que hayamos invocado nosotros.
El artículo del Washington Post pasa a comentar que a consecuencia de
la primera de estas mutilaciones, ocurrida en 1991 (parece no tomarse en cuenta
la mutilación de Guarapiranga) sólo se produjo la detención
de un sospechoso, pero la evidencia en su contra no era abrumadora y se le puso
en libertad, después de lo cual desapareció. Las autoridades parecen
estar más preocupadas por lo que pueda decir la opinión pública
extranjera: "No hay de qué preocuparse, ni tampoco hay necesidad
de intervención federal," aclaró Raimundo Cutrim, el jefe
de seguridad de nombrado por Roseana Sarney, gobernadora de Maranhao. "Estamos
manejando estos casos dentro de los recursos a nuestro alcance, y hacemos una
buena labor".
MISTERIO EN LAS LLANURAS SOLITARIAS
Durante la década de
los '30, pocos eran los habitantes de las grandes regiones centrales de los
Estados Unidos que no sintonizaran el famoso programa radial del cowboy justiciero
conocido como el "Llanero Solitario" y su fiel ayudante indio, Toro.
Setenta años más tarde, los ganaderos del estado de Montana rogaban
encarecidamente que un personaje parecido fuese capaz de salvarlos del inquietante
misterio que acechaba a sus animales.
Los alguaciles Dick Dailey y Dan Campbell hicieron todo lo posible por arremedar
al singular héroe radial, pero se quedaron a medias: no habia manera
de explicar la extraña muerte del novillo mutilado a fines de octubre
del 2001 en el rancho de Everett King cerca de Conrad, Montana.
Según las declaraciones de King al periódico Great Falls Tribune,
parecía como si un cirujano hubiese usado el bisturí para cortar
la oreja derecha y el ojo del animal, sin mencionar la manera en que se le había
extraído el ano y los órganos reproductivos.
Lo que no dejaba de sorprender al ganadero era el hecho de que los restos mutilados
permanecieron por semanas a la intemperie sin que ningún depredador se
les acercase. "Los depredadores no lo quieren comer. Deberían de
habérselo comido y limpiado los huesos hace tiempo."
El alguacil Campbell también informó a los medios de una mutilación
parecida ocurrida al noreste de Conrad.
EL RECLAMO OVNI
Desde que las primeras mutilaciones
de ganado comenzaron a suceder en los Estados Unidos en 1973--con el caso de
la extraña muerte de la mal llamada yegua "Snippy" en 1967
siendo un presagio de lo que vendría--la presencia del fenómeno
ovni en dichos casos ha sido una fuente inexhaustible de discusión entre
los interesados en el tema: primero entre aquellos que pensaban que se trataban
de sacrificios rituales al estilo de "la familia Manson" como parte
del caos sociocultural de EUA en aquella época; luego entre los que afirmaban
que el fenómeno OVNI jugaba parte en el asunto, ya que resultaba concebible
que sabios alienígenas quisieran recabar evidencia orgánica de
nuestro mundo para sus estudios, y por último entre los que se apegaban
a lo presentado por el reporte Rommel, que en resumidas cuentas decía:
"aquí no ha pasado nada".
Dada la ubicuidad de las mutilaciones, y el hecho de que muchos testigos afirmaban
haber visto luces raras antes y después de los sucesos, la posibilidad
OVNI comenzó a tratarse con mayor frecuencia aún entre los curtidos
agentes de la policía estatal, que no solían dar crédito
a semejantes visiones. Como si la presencia de luces extrañas en los
pastizales estadounidenses y canadienses no fuese suficiente, se comenzaron
a recibir informes sobre helicópteros negros, carente de cualquier marca
que pudiera identificarlos.
El primer libro--entre los pocos que se han escrito para tratar un fenómeno
de semejante envergadura--en resumir la posibilidad de la participación
del fenómeno ovni en las mutilaciones lo fue Mystery Stalks the Prairie
(El misterio ronda la pradera) de Roberta Donovan y el capitán Keith
Wolverton, este último alguacil del condado de Cascade en el estado de
Montana. Uno de los casos que ocupa el libro trata el avistamiento de un OVNI
"del tamaño de un hotel" acompañado por cuatro luces
más pequeñas, una de las que acabó convirtiéndose
en helicóptero negro.
El canadiense Gene Duplantier recoge un caso alucinante en su folleto The Night
Mutilators (Los mutiladores de la noche) que aunque no tiene ni fecha ni otras
señas para confirmarlo, ha sido mencionado repetidas veces en la literatura
del tema: cinco hombres acamparon a lo largo de un camino en desuso en Eagle,
estado de Alaska, que había sido construido durante la "fiebre de
oro" en el Yukón a comienzos del siglo XX. Al día siguiente,
uno de los hombres se levantó antes que sus compañeros para bajar
al río y lavarse. Al llegar a las riberas del Yukón, el hombre
quedó sorprendido al ver no menos de veinte naves con forma de platillo
cerniéndose sobre un prado a la distancia. Cada objeto tenía una
franja negra alrededor de su circunferencia. Corriendo hacia el campamento para
alertar a sus compañeros, los cinco recorrieron la distancia de media
milla que los separaba del prado en cuestión, donde encontraron que la
escasa vegetación ártica estaba completamente chamuscada...pero
eso no era lo peor.
Roberta Donovan |
El libro de Gene Duplantier |
"Cientos de animales", escribe Duplantier, "habían sido
mutilados. Se les habían cortado las astas y las patas a los alces para
colocarlas en montones; a los ciervos les faltaban órganos, y los osos
pardos estaban sin ojos y sin garras. Peor suerte corrieron los caribúes,
cuyas osamentas habían sido extraídas sin dejar un hueso. No había
sangre en ninguna parte, y las heridas eran limpias y exactas. Lo que más
azoro produjo entre los testigos fue el cadáver de una ballena de quince
pies de largo, también mutilada".
A la par que aumentaban las mutilaciones de ganado en los '70, desde Alaska
hasta las Islas Canarias, comenzaron a circularse rumores de que algunos humanos
habían muerto de la misma extraña y horripilante manera que las
vacas y caballos. De esto hace eco el francés Michel Granger en su libro
Le Grand Carnage (La gran matanza), publicado por Carrére en 1986, tal
vez el mejor libro publicado hasta la fecha sobre el asunto de las mutilaciones:
"El rumor de que figuran humanos entre las víctimas de las mutilaciones
clásicas no deja de circular, notablemente en Colorado en 1974 y en Montana
en 1975. Esto ocurrió mayormente en los círculos ufológicos,
donde la información recabada a veces se obtiene de fuentes secretas
y casi imposibles de rastrear. Entre 16 a 20 casos fueron presentados en los
últimos años: una pareja en Texas, más de seis en California,
dos en Arizona..."
Granger declara que en estos casos, el resultado de las autopsias es casi siempre
el mismo--extracción de las vísceras con énfasis en el
corazón y el hígado, y la remoción de ambos pechos cuando
las víctimas han sido mujeres. En tales casos, tanto la oficina del forense
como las autoridades policíacas han achacado la culpa a "depredadores
y grupos sectarios", aunque se pasa por alto hacer mención de las
extrañas enfermedades contraídas por los que practican las autopsias
a estos restos humanos, dato que hace Granger sospeche la presencia de agentes
bacteriológicos en las víctimas.
El primero de estos casos parece haber sucedido en 1973, cuando Don Ecker, actual
director de la revista California UFO, se desempeñaba como oficial de
la policía en el estado de Idaho. Aunque Ecker se ha mostrado reacio
a divulgar más detalles sobre el asunto, su resumen "The Human Mutilation
Factor" (El factor de las mutilaciones humanas) apareció en el pizarrón
electrónico Paranet BBS en 1989: según cuenta Ecker, dos cazadores
de ciervos se internaron en los bosques del condado de Jerome, Idaho, y descubrieron
un cadáver mutilado en una región remota. Vestido de pantaloncillos,
la víctima presentaba la misma clase de marcas que caracterizaban las
mutilaciones de animales: extracción de órganos, eliminación
de labios, ojos y órganos genitales. Temiendo que los mutiladores pudiesen
estar aún en la zona, los cazadores huyeron y dieron parte a las autoridades.
El equipo de acampar del mutilado fue descubierto a muchas millas de distancia
de la región inhóspita en dónde acabaron sus restos. El
único comentario que hizo la policía fue que "no había
ninguna manera que la víctima pudiese haber recorrido dicha distancia
descalzo".
De acuerdo con la revista Stigmata, publicada por el investigador de mutilaciones
Thomas Adams, se tiene conocimiento de un caso de mutilación humana en
la década de los '50 que fue atestiguada por elementos militares estadounidenses,
y en el cual está relacionado el fenómeno OVNI.
En 1981, un enigmático sobre lleno de información apareció
en el buzón de la revista, localizada en Paris, Texas. El documento se
titulaba sencillamente "Memorándum" y tenía el aspecto
ser el acta de una reunión de la cúpula militar norteamericana
sobre el tema OVNI. Uno de sus apartados rezaba: "Fotografías a
Color de Mutilaciones Humanas (cabeza, recto, órganos sexuales, órganos
internos, vaciado de sangre). Un testigo militar presenció el secuestro
de un ser humano cuyos restos fueron localizados posteriormente. Este caso,
ocurrido en 1958, ha sido añadido al expediente".
Cabe preguntar, ¿qué expediente? ¿Un expediente de más
casos de mutilaciones humanas por fuerzas desconocidas? ¿Se trata, acaso,
de algo que ocurre con frecuencia en EUA, así como en otras partes del
mundo?
Ni decir tiene que la información contenida en el "Memorándum"
causó gran revuelo entre los investigadores de las mutilaciones (con
la salvedad de que pudo haberse tratado de un documento fraudulento, como los
del M-12 y otros relacionados con el supuesto estrellamiento ovni en Roswell,
Nuevo México). El autor George Andrews, actualmente radicado en Francia,
logró confirmar que el la víctima del caso citado en el enigmático
documento había sido el sargento Jonathan P. Louette, y que su aparente
secuestro por algo desconocido ocurrió en 1956 en vez de 1958 en la base
de proyectiles White Sands. El "testigo militar" había sido
mayor de la Fuerza Aérea que había presenciado el secuestro del
sargento mientras que buscaban los escombros de un cohete de prueba. "Se
le habían extraído los genitales y el ano," escribe Andrews,
"así como los ojos y la sangre sin que se hubieran producido señales
aparentes de colapso vascular." Andrews añade el detalle espeluznante
de que estas cirugías suelen practicarse "mientras que el humano
o animal aún sigue con vida".
¿SERÁ CULPABLE EL GOBIERNO?
Sin embargo, ciertos detalles
en las mutilaciones tanto de seres humanos como animales distaban mucho de encajar
con los posibles experimentos realizados por seres de procedencia extraterrestre.
Esto hizo que el parasicólogo Peter Jordan se valiese de la psicometría
en un intento por averiguar si los psíquicos utilizados por los distintos
departamentos de la policía de los Estados Unidos podían atisbar
la realidad detrás del fenómeno. El 22 de abril de 1979, Jordan
acudió a la psíquica Elizabeth Lerner, una profesional que había
colaborado con las agencias del orden público en intentos por localizar
información sobre homicidios, escalamientos, violaciones y casos de personas
desaparecidas. A continuación transcribimos las impresiones recibidas
por la señora Lerner al tocar las fotografías con imágenes
de animales mutilados:
"Pienso que descubriremos que estas mutilaciones involucran una red de
individuos no-estadounidenses, al igual que posiblemente algunas fuerzas paramilitares
que parecen ser estadounidenses. Esto representa una violación flagrante
del derecho a la privacidad. Puedo ver indios no-estadounidenses claramente,
y forman parte de este proyecto secreto. Estoy recibiendo el nombre "Stevenson",
y el nombre "Víctor". Parece ser una persona de cara juvenil,
muy lista, con las manos de un niño pequeño. Pienso que él
es el responsable de las cortadas hechas a los animales, haciendo uso de un
aparato mecánico. Veo la palabra "Annide", la palabra "Carmine"
o "Karmine" y el símbolo "dk". Percibo una figura
a caballo, como parte de un trío. Esto es seguro. Estos mutiladores parecen
trabajar en grupos de tres, dividiéndose las responsabilidades. Cada
uno parece ir en una dirección distinta para realizar una tarea específica.
Creo que una nueva oleada de mutilaciones se desatará en el suroeste
o en Nuevo México, en dondequiera que se practique la crianza de armiños
o de visones. Existe también una represa sin terminar en dicho lugar,
y percibo el nombre "Pellita" en conexión a esto. Este lugar
se encuentra próximo a la frontera con Nuevo México, hacia la
corriente del golfo (?). ¿Existe alguna población en Nuevo México
con el nombre "Andover" o "Andueo"? Percibo este nombre
con gran fuerza. Las iniciales E.L.C. están vinculadas a estas futuras
mutilaciones, al igual que la empresa Hobart. Serán vistos tres objetos
enormes en forma de rosca con luces rutilantes. 888. Una mujer de cabello rojo,
de mediana edad, está al cargo de los vehículos. Hay ventilas
presurizadas de algún tipo que permiten volar estos objetos más
livianos que el aire, permitiéndoles cernerse sobre un mismo sitio de
manera que hombres puedan bajar a tierra para realizar los procedimientos. Si
tuviese que fijar una hora exacta para estas nuevas mutilaciones, diría
que tomaría lugar bajo luna nueva, sin precisar cuando. Será definitivamente
primavera, esto lo puedo afirmar sin titubear. Veo cantar a un gallo, y creo
que representa a un oficial de la policía investigando el caso. Esto
significa un adelanto inesperado en las pesquisas: se descubrirá algo
en esta nueva zona de mutilaciones que ayuda a atar cabos para formar un cuadro
de mayor coherencia. Pienso que el misterio se resolverá en el futuro
no muy lejano".
Peter Jordan
"Recibo la imagen de lo que parece ser un convento abandonado, o tal vez una misión. Sé que el patio tiene una campana sobre la entrada. Recibo imágenes de monjas con tocados muy grandes y blancos. También puedo ver un sitio en dónde hay mucha diversión y placer, como si hubiese un bar cercano. Les recomendaría buscar en una zona desierta, en donde una vez hubo un pueblo fantasma, y que ahora está controlada por funcionarios de los Estados Unidos. Si este no son de nuestro gobierno, tal vez se trate del gobierno mexicano, debido a que sus uniformes son de color caqui, con correas de cuero que les cruzan el pecho, gorras que parecen las de un oficial de la marina, pero oscuras, y llevan charreras sobre los hombros. Puede tratarse del gobierno mexicano. ¿Sucedieron algunas de estas mutilaciones cerca de la Navidad, o a fines de Noviembre? La razón por la que pregunto es que veo paquetes envueltos en colores alegres durante la época en que ocurrieron las mutilaciones. Hay alguna festividad asociada con las mutilaciones. Estoy percibiendo una luz concentrada, como si me encontrase en una frontera con una reja, y cuatro oficiales funcionando como guardias. La reja está cerrada y uno no puede entrar sin la autorización debida. Sé que el tiempo es esencial en estas mutilaciones, porque puedo ver un ingeniero mirando un cronómetro, casi empujando la perilla, diciendo:"Esta es la hora cero". Están utilizando aparatos más livianos que el aire. Pensé que eran globos, pero ahora puedo ver que son objetos más livianos que el aire que no contienen ni maquinaria pesada ni motores. Mediante el uso de este objeto, ellos pueden bajar cualquier tipo de telesilla, mediante la cual pueden bajarse dos o tres paracaidistas que serían izados después mediante una soga o cuerda estirada. Las luces de colores pueden distraer a los espectadores, haciendo que las personas se fijen en ellas y piensen que se trata de un OVNI. Percibo destellos penetrantes en el cielo, como fuegos artificiales, pero a gran escala. Veo cuerdas o sogas descender de un globo o ingenio más liviano que el aire, lo que explica cómo esa gente llegó ahí sin ser detectada. También veo lo que parece ser una lluvia de película muy ligera, que puede haberse derramado accidentalmente de una de estas telesillas utilizadas para el procedimiento. Esto crearía una especie de polvareda sobre la zona, la tierra, y los animales. Sé positivamente que la hinchazón de esto animales es producida por algo que ingirieron oralmente. Ingieren un químico por la boca. La zona en la que se descubren estos animales está controlada, es decir, se ha hecho algo para afectar la composición del subsuelo en sí, precipitando algunas de estas reacciones biológicas. De algún modo, antes de ser puestas en el mercado para la venta al público, algunas de estas cabezas de ganado están siendo marcadas para experimentos genéticos y pruebas en fechas posteriores. Los experimentadores desean observar los cambios físicos en estos animales marcados bajo condiciones normales de tensión, algo que es imposible dentro de los confines de un laboratorio. La extracción de los órganos vitales me indica que están interesados en las partes sensibles del cuerpo y que están probando varias drogas neurológicas. Siento que el experimentador desea extraer toda la sangre lo más pronto posible, lo más naturalmente posible, y tenía que mantenerla caliente por algún motivo. Veo que se coloca una correa debajo de los animales para ser izados por hombres provenientes de un objeto estacionario. El animal está atado sólo lo suficiente como para permitir la mutilación y, más importante aún, para inyectar un calmante. Lo que le inyectan al animal funciona como un relajador muscular. Las venas del animal deben mantenerse en cierto estado, evitándose un paro cardíaco. El motivo de esto parece ser que la sangre sólo puede extraerse por completo cuando las venas y arterias están completamente relajadas".
¿MUERTE A MANOS DE SECTARIOS?
Las declaraciones de la señora
Lerner ciertamente serían del agrado de cualquier partidario de las conspiraciones
gubernamentales, sobre todo en un país que se recuperaba lentamente del
escándalo de Watergate. Pero muchos de los investigadores no sólo
eran funcionarios del gobierno, sino veteranos de sus guerras, y la posibilidad
de que la organización a la que habían dedicado sus vidas pudiese
ser responsable le era repelente. Los verdaderos culpables de las mutilaciones
de ganado--decían estos--podían ser encontrarse entre el gran
número de sectas que habían surgido a raíz de la "explosión
de la conciencia" en los años '60 y que habían seguido el
sendero del Mal, como Charles Manson y su "familia". Sectas satánicas,
posiblemente afiliadas con la iglesia de Satán de Anton LaVey, eran responsables
de la hecatombe que afectaba las praderas americanas.
En 1976, John Dunn, presidente de la Asociación de Ganaderos de Oklahoma
(EUA), llegó a ofrecer una recompensa de mil dólares por cualquier
dato que pudiese resultar en la detención y enjuiciamiento de los mutiladores,
que a su modo de ver eran satanistas. Esta opinión era compartida en
1978 por el alguacil Gene Bracy del condado de Maries, estado de Missouri, manifestando
su preocupación por un librito de edición rústica disponible
"en cualquier quiosco" -- La Biblia Satánica de LaVey. Según
el alguacil, dicho libro describía sacrificios de animales, y el ritual
prescrito obedecía la manera en que se había dado muerte a los
animales en su condado.
Otro investigador, Don Rystrom, se dedicó concretamente a estudiar casos
en que había evidencia de posible acción sectaria. En abril de
1978, Rystrom descubrió altares hechos de piedra cerca de animales muertos
en Arkansas, así como cráneos bovinos y velas que apuntaban hacia
la celebración un rito tenebroso. Se daba el curioso detalle de que los
cráneos y piedras habían sido pintados de azul, y luego marcados
con símbolos blancos. Altares de esta clase ya habían sido encontrados
y fotografiados por el capitán Wolverton en 1975, así como el
círculo de piedras con altar en el bosque al sur de Butte, Montana, que
se distinguía por una lápida que rezaba: "?Favorécenos,
Isis, Madre de la Luna y la Amante de la Bondad!" Los asesores policíacos
declararon a los medios que el culto a la diosa egipcia Isis se había
practicado en tanto en la antigua Grecia como en Roma, y que su emblema, la
vaca, simbolizaba el animal inmolado en honor a la deidad. Pero el círculo
en bosque de Montana guardaba más sorpresas para el capitán Wolverton
y su ayudante Ken Anderson--otra lápida sobre la que se había
escrito "Nelo 5-15-29" y que según los asesores consultados
sobre el particular, representaba numerología satánica. "Muchas
de las palabras y símbolos," escribió el capitán Wolverton,
"resultaban tener más de una sola traducción y significado".
El mayor exponente de la hipótesis del ocultismo como fuente de las mutilaciones
lo fue, sin duda, el escritor, músico y poeta Ed Sanders, mejor conocido
por sus libros sobre Charles Manson. Sanders publicó un boletín
titulado The Cattle Report (El informe de ganado) que abarcaba el fenómeno
de las mutilaciones desde esta perspectiva, sobre todo casos en que los ganaderos
se encontraban con figuras encapuchadas en sus predios. "Se ha circulado
el rumor," escribió Sanders, "de que las sectas satánicas
hacen uso de la sangre bovina y de los testículos de toros en ceremonias
bajo la luz de la luna, y se han visto extraños personajes encapuchados
que inspiran temor en los más valientes." Entre los casos citados
por el célebre autor figuran la mutilación de una vaca en 1976
en Valley City, Minnesota, donde fueron vistas figuras encapuchadas que portaban
luminarias, y otro en Enderlin, Dakota del Norte, donde un chofer vio un número
de figuras encapuchadas cruzar la Interestatal 46 portando velas. Se había
dado parte sobre animales muertos en dicha comarca.
De todos los escritos de Sanders, el más sobrecogedor es el que apareció
en la revista Saga en el verano de 1977. Dicha nota comenta la existencia de
un personaje identificado solamente como "Howard" pero cuya naturaleza
y atractivo eran mucho mayores que los de Manson. Según las fuentes de
Sanders, "Howard" había formado un núcleo de drogados
y satanistas en la población de Cozad, Nebraska, cuyo afán consistía
en arrastrar a la humanidad entera a una nueva era de violencia y terror de
tal magnitud "que la tierra parecerá un asilo de locos". El
tenebroso "Howard" se consideraba "el maestro de las mutilaciones"
y afirmaba tener seguidores en numerosos estados de la unión americana.
¿Y AHORA?
El ritmo de las mutilaciones
parece haber menguado considerablemente desde mediados de los '80 hasta mediados
de los '90, con la excepción de los casos brasileños mencionados
al comienzo de este artículo. Desde 1995 animales en casi todo el hemisferio
se verían amenazados por el ya célebre Chupacabras, cuya sigilo
y métodos superan a los empleados por los mutiladores de hace veinte
años.
No obstante, parece que los mutiladores, al menos en Estados Unidos, han descubierto
un método mucho más directo y menos aparatoso de obtener lo que
necesitan del ganado vacuno.
En el 2001, Samuel Adams, un granjero del sur de EUA, publicó un singular
librito titulado -Cattle Mutilations- An Elusive Prey (Mutilaciones de ganado--una
presa esquiva) en el que ponía de manifiesto sus largos años de
experiencia en la industria ganadera y la manera en que los pequeños
ganaderos estadounidenses acuden a subastas rurales para adquirir las vacas
y sementales que necesitarán sus granjas.
Edward Sanders |
El libro de Samuel Adams |
En junio de 1996, Adams acudió
a una subasta para comprar una vaca y se encontró con un personaje singular:
un individuo de tez oscura, facciones que rayaban en la perfección, y
una cabeza abultada de frente muy ancha. Los ojos del individuo tenían
una brillantez excepcional, y su vestimenta un tanto raída estaba limpia
y sin arrugar, como si se tratarse de un actor encarnando el papel de un granjero.
Intercambiaron algunas palabras inconsecuentes, como suele hacerse en las subastas,
hasta que comenzó el desfile de vacas disponibles para la venta. Al pasar
una vaca Charolais, el extraño pareció experimentar un acceso
de epilepsia, apuntando hacia el animal con el dedo y vociferando: "¡Esa
la que quiero, esa misma!" con el singular detalle de que su voz parecía
provenir de todos los puntos de ruedo donde ocurría la subasta.
El extraño se dio la vuelta para mirar a Adams con una sonrisa lunática,
diciendo: "Esa es la que quiero. Haga el favor de no pujar por ella."
Las demás vacas en el ruedo, según el autor, manifestaban señas
de tener gran miedo del hombre, salvo por la Charolais, que se acercó
a la cerca para hacer contacto con su mano extendida.
Contrariado, Adams pujó una cantidad exorbitante por el animal, molesto
con las exigencias del extraño. Pocos días después, la
vaca que tanto le había costado aparecería muerta en su rancho,
exhibiendo todos los cortes y extracciones que han caracterizado a este fenómeno
por más de 30 años.